EL PRIMER LITORAL
fotografía / 2014
El “paisaje” es siempre lo que está más lejos, lo que queda fuera de nuestra exploración, el horizonte siempre relegado, renovado… lo inalcanzable.
Bernard Lassus
…no es únicamente la plataforma de salto: es también el primer litoral, el litoral vertical, el que separa absolutamente lo “vacío” de lo “lleno”
Paul Virilio

Y si alguna vez podemos acercarnos, en el mismo momento en que llegamos a él, el paisaje se convierte en lugar.
Bernard Lassus

El primer litoral es un trabajo abierto, que a través de la recolección de diversas experiencias de viaje, busca, como el mismo nombre lo indica, el primer litoral.
Paul virilio dice que el horizonte no es únicamente la plataforma de salto: es tambien el primer litoral, el litoral vertical, el que separa absolutamente lo “vacío” de lo “lleno”. De esta manera asumo el horizonte como destino indefinido para el viaje; indefinido ya que es un límite que cambia según nuestra posición en el espacio, es un límite que no limita y que contiene todo. Así, durante el viaje, al final de la vista se mantiene esa línea de construcción continua, un panorama de contenido móvil.
Me interesa explorar la idea de “límite” en el paisaje, tanto desde el punto de vista real-fisico, como desde el imaginado-literario, trazando líneas paralelas que se cruzan y se encuentran bajo un mismo panorama. Porque el primer litoral no es sólo un límite misterioso, es la figura que acompaña al infinito, es el borde sin orillas…
Propongo entonces un viaje continuo e infinito donde confluyen experiencias, relatos, encuentros vertiginosos y sueños. Esto permite abrir un marco de pensamiento acerca de nuestra relación con el mundo. Justo lo que decía Alfred Stieglitz con su serie de imágenes de nubes, “deben creerme si les digo que en realidad, y aunque lo parezcan, no son nubes. Lo que yo quiero de hecho decir es que mis fotografías son imágenes del caos del mundo, de mi relación con ese caos.
Confluyen así un horizonte físico, lugar vasto y vacío (finisterras, tierras de fuego, patagonias, glaciares, cascadas, litorales…) y un recorrido mental que contempla un paisaje propio y cotidiano, lugar donde se pierde la vista en el infinito (en el borde de la mesita de noche, en el suelo entre dos baldosas o en el blanco profundo de una hoja de papel). El lado real y el lado imaginado dialogan constantemente dentro de ese gran marco que llamamos vida, que bien puede parecerse a otro gran marco que me atrevo a llamar, en este caso, el primer litoral.

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