DESPERTARES FUGACES
fotografía
El mundo dejó de sonar. El silencio se apoderó de las montañas, los mares, las llanuras, las ciudades y de todo roce, golpe o voz que pudiera producir un sonido.
Para solucionar el vacío, la humanidad recurrió a sus archivos y construyó enormes simulacros sonoros. Escondidos en el bosque, por ejemplo, un sin número de parlantes emiten continuamente y sin descanso el sonido del bosque. En la montaña se emite el sonido de la montaña. En el mar el sonido del mar. Y así hasta “repoblar” el sonido del mundo.
Por supuesto, el mantenimiento de tal empresa superó lo previsto y hoy encontramos gran cantidad de lugares silenciosos cubiertos por ruinas y escombros que recuerdan sin recordar cómo sonaba el mundo…